El camino hacia el valor compartido

Gran parte del éxito de emprendimientos y empresas consiste en tener claras sus metas a largo plazo y las formas de lograrlo. Dichas metas facilitan poder orientar y ejecutar las acciones tácticas de manera adecuada.

Hablando de metas, para llegar a ellas existe una expresión que dice “le estoy pedaleando a …”, pero contextualmente esta frase no se refiere a montar en bicicleta. Se trata de “pedalearle” a ideas, a negocios, a proyectos, a la vida, a seguir adelante, para llegar a la meta y cumplir un propósito superior.

Como seres humanos nos conecta tener propósitos, tanto individuales como colectivos, de corto y largo plazo, rutinarios, profundos, triviales, etc.

Tener un propósito es una mejor manera de trazar y planear el camino de los proyectos que, en el escenario empresarial, estarán orientados a la creación de valor compartido. En esencia, descubrir y establecer un propósito superior es el primer paso de una forma práctica para conectar el progreso económico y el progreso social, más allá de las utilidades y el beneficio.

Es clave identificar el propósito organizacional porque una vez definido se convierte en el motor que facilita poder aplicarlo. Con un propósito claro y motivador, se propicia un ambiente óptimo para ponerlo en práctica, reconcebir ideas en torno a productos y servicios, repensar elementos de la cadena de valor y la productividad, y establecer las redes de apoyo necesarias para garantizar la sostenibilidad.

Así pues, tomar decisiones y aprovechar oportunidades para implementar acciones desde el prisma de la Creación de Valor Compartido, implica conectar dicho propósito con la motivación del equipo de trabajo que se encargará de ponerlo en práctica en distintos momentos de la operación de la empresa.

Comunicar y conectar el propósito hace parte de los retos de los emprendedores y, a propósito de “pedalear”, al realizar una analogía entre una empresa y montar en bicicleta, puede resultar bastante útil para definir de manera simple la forma en que operan ciertos aspectos en la creación de valor compartido alineados con las acciones empresariales.

En un acercamiento inicial al mundo empresarial, al igual que al andar en bici, para conservar el equilibrio hay que conservar el movimiento, y para mantener el movimiento hay que tener claro el destino y el camino que viene adelante. En este punto, aunque puedan ser un poco clichés, surgen varias similitudes básicas que todo empresario o emprendedor deberá encarar a lo largo del tiempo: el camino no siempre será recto, ni plano, ni fácil.

Tomando un punto de vista más detallado para esta misma analogía, en lo que se refiere al propósito y el valor compartido, puede complementarse con la forma en la que lo cuenta Mamagrande. Esta analogía que hacen no solo es una forma muy bonita, sino que sin duda es una de esas analogías que dejan enseñanzas:

Su concepto central propone que la llanta trasera es la encargada de generar el impulso, es decir, esas acciones empresariales que involucran el uso y generación de recursos (allí tenemos recursos humanos, técnicos, financieros, tecnológicos, entre otros), mientras que la llanta delantera representa la forma en que se da dirección a dichos recursos alineados con el propósito (direccionar el impulso de manera constante hacia la meta).

Además de facilitar la forma de explicar, entender y conectar el propósito de una empresa con sus acciones de creación de valor compartido, es una analogía muy pertinente para cualquier organización y de la cual además cabe resaltar tres miradas:

  1. Lo ideal es pedalear en la marcha adecuada y en el momento adecuado. Invertir en el equipo resultará en una mejor forma de afrontar cada terreno y llegar al destino. No solo se trata de mejorar la bicicleta, los piñones, la indumentaria y demás. También se trata de entender la importancia de tener más gente pedaleando hacia el mismo destino en un escenario de co – creación, alianza y ayuda mutua.
  2. Actitud y mentalidad. El escenario empresarial es un terreno mixto, cambiante y desafiante. Vale la pena tener la actitud para disfrutar el paisaje, recordar que hay que ser constante en los ascensos y precavido en los descensos (porque también hay que saber frenar).
  3. Cuando el equipo tiene claro el destino se unirá a la dinámica de pedaleo en la que crece la empresa, crecen las personas al interior de ella, y por efecto directo se beneficia el entorno.

Afortunadamente, al igual que existen teorías, técnicas y metodologías para aprender a montar en bicicleta, existen distintas formas de identificar o mejorar la definición del propósito empresarial, seguidas de prácticas para implementar la creación de valor compartido bajo narrativas que además permitan involucrar al equipo no solo en la generación de impulso, sino en la visualización de nuevas rutas y oportunidades para transitar el camino y llegar a las metas.

Hora de refinar el propósito de tu emprendimiento y pedalear para sacarlo adelante. Si quieres seguir avanzando con tu emprendimiento y eres estudiante o docente CUNista, conoce un poco más de CUNBRE y sus etapas de acompañamiento en este enlace

1 comentario en «El camino hacia el valor compartido»

  1. Me sentí super identificada. Pedalear es una de las palabras más utilizadas cuando se me ocurre una idea o cuando acompaño a un emprendedor.

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