Los sistemas electorales cumplen con la función de establecer reglas y procedimientos que determinan la distribución del poder en un país por medio de la asignación de escaños a la luz de la votación de la ciudadanía. Así pues, en las democracias actuales existen diferentes formas de asignar los escaños correspondientes a cada partido político en la rama legislativa. En ese sentido, y a luz del texto de Siarof (2013), se reconocen dos sistemas electorales predominantes: los sistemas mayoritarios y los sistemas proporcionales; cada uno con diferentes variaciones o subsistemas, de manera que para el sistema mayoritario, el la forma más común es la pluralidad de un solo miembro (Single-Member Plurality) y para los sistemas proporcionales, la forma de sistema electoral más común es la representación proporcional de la lista de partidos (Party list Proportional Representation). Asimismo, propone también la existencia de una forma de sistema electoral en el medio de los dos señalados anteriormente, al cual llama sistema paralelo.
Cada uno de los sistemas mencionados presenta ventajas y desventajas dentro de lo que se espera que sea la mejor o más optima forma de distribución de escaños. Se identifican las siguientes:
Los sistemas mayoritarios tienden a producir mayorías fabricadas, es decir, este sistema crea un desequilibrio en el porcentaje de votos obtenidos en contraste con el porcentaje de escaños ganados. Esta característica es favorable desde la perspectiva de la gobernabilidad, pues generar una mayoría en las cámaras o parlamentos puede hacer más fácil la ejecución de proyectos siempre y cuando el poder ejecutivo esté en sintonía con la mayoría de la rama legislativa. Por otro lado, este tipo de sistemas son desfavorables en la medida en la que distorsionan la realidad nominal de los votos haciendo que algunos de ellos se pierdan, lo cual cuestiona el grado de representación real que puedan llegar a obtenerse en los sistemas mayoritarios.
Ahora bien, los sistemas proporcionales, como su nombre lo indica, tienden a producir mayor proporcionalidad y representación de cada partido político en razón de la cantidad de votos obtenidos, lo cual es una ventaja porque permite que la distribución tenga aspecto diverso. Sin embargo, en sistemas electorales de este tipo, es difícil que se puedan consolidar mayorías por la pluralidad que se establece en la repartición de escaños, lo cual hace que sea menos práctico en términos de gobernabilidad debido a que es necesario generar y mantener alianzas para poder desarrollar cualquier tipo de proyecto.
Por consiguiente, teniendo en cuenta las ventajas y desventajas identificadas en cada uno de los sistemas electorales de manera general, cabe resaltar que es importante converger en un tipo de sistema electoral que favorezca un sistema de partidos donde se presente un equilibrio entre la representación de la alta diversidad de intereses y el establecimiento de figuras que los reproduzcan de manera condensada, es decir, buscar un sistema de partidos que no se reduzca a la representación de dos posiciones extremistas (polarización), sino que se promueva una mesurada generación de puntos medios donde hayan más opciones con las cuales identificarse sin llegar a quebrantar de manera tal que se genere confusión por la multiplicidad de opciones existentes (fragmentación).
En ese sentido, sí es posible que un cambio en el sistema electoral se pueda dirigir hacia un sistema con menos partidos (no necesariamente en términos nominales, sino más bien en términos efectivos) y mejores candidatos en la medida en la que logren representar una pluralidad de intereses para que una mayor parte de la ciudadanía se sienta identificada con ellos.
Ahora bien, el tema del clientelismo y de la confianza en los partidos políticos como institución es posible que se acentúe en lugar de disminuirse en sistemas electorales donde haya una pluralidad de partidos políticos moderada, pues aunque es un sistema más práctico y organizado, debido a que las coaliciones entre partidos se hacen necesarias para que cualquier partido alcance una mayoría, el terreno que cede quien se afilia con un partido político a cambio de favorecer unos intereses sobre otros se puede destruir con las coaliciones que se realicen.
Profesional del programa de Negocios y Relaciones Internacionales de la Universidad de La Salle. Fundadora y miembro de la mesa directiva de la organización juvenil MACNUS.
Experiencia de 5 años en la formulación y coordinación de proyectos de liderazgo, investigación y extensión en temáticas como: relaciones internacionales; cooperación internacional; organizaciones, representaciones y movimientos Sociales; análisis de coyuntura; conflicto armado y paz; debate y argumentación; empoderamiento juvenil y construcción de ciudadanía.
Presidente del Modelo de Análisis de Coyuntura de la Universidad de La Salle (2015-2016) Coordinadora de la Escuela de Debate con intervención en más de veinte colegios de Bogotá (2017) y de la Escuela de Argumentación en la localidad de La Candelaria (2018). Habilidades comunicativas en Inglés (B2) y Francés (A2).
Experiencia como docente universitaria en el área de emprendimiento de la Corporación Unificada Nacional de Educación Superior (CUN).