REFLEXIONES SOBRE EL FEMINISMO

Cuando le preguntas a las personas sobre lo femenino, normalmente te contestan con palabras estéticas lo que representan. Por ejemplo, lo bonito, la hermosura, la dulzura, amor, ternura, etc. Pero si preguntamos por lo masculino, nos responden; fuerza, autoridad, valor, inteligencia, etc.

Es claro, no solo para quienes estudian el feminismo y las barreras patriarcales del sistema y la cultura que vivimos en un mundo de diferencias notorias en la representación de los géneros. No significa que ambos -femenino y lo masculino- no posean las cualidades anteriores, pero si es importante cómo esas cualidades nos generalizan y nos atribuyen roles en todos los ámbitos.

Ahora bien, el feminismo es un “fenómeno de nuestro tiempo” como lo refiere Fiss (1992). Para algunos una corriente abrumadora de mujeres semidesnudas que salen por la calle a gritar y a tener conductas de rebeldía contra el sistema. Para otros, una teoría sobre la igualdad. Una corriente que debemos aplicar para vivir en un mundo igualitario y equitativo. El feminismo representa no solo una teoría acerca de la objetividad del derecho, sino un desafío profundo a las tradiciones políticas y jurídicas establecidas (Fiss, 1992).

Es necesario reconocer que el feminismo es el conjunto de creencias e ideas que pertenecen al
movimiento social y político para generar igualdad para las mujeres. El feminismo también concebido como una ideología dominante, da forma y dirección al movimiento de las y por las mujeres. Aunque, en definitiva, el hombre no se descarta como sujeto, ni se pretende ser como él, porque siempre hemos sido sujetas de derecho, solo que no reconocidas. Por ello, a través de esta corriente se pretende la igualdad en todas las dimensiones de la vida a través de las diferentes estrategias para alcanzarla.