Para generar procesos de innovación educativa se requiere también en Colombia una transformación en las políticas educativas y una redefinición del concepto de Evaluación, desde la cual se pueda valorar el nivel de creatividad en la formación de profesionales que hoy día exige la competitividad del mundo laboral. Ya no se puede limitar el uso de las TIC en las aulas, en el caso de youtube para algunas instituciones. Siguiendo a Cobo, C (2016), es importante brindar un acompañamiento en el uso adecuado de los contenedores para que a través de ellos se generen reflexiones frente al contenido y el contexto.
La administración educativa compara estándares de parametrización internacionales de cultura dominante e implementa sistemas de Evaluación que no promueven la creatividad en los estudiantes; por el contrario, homogenizan cada vez más el pensamiento. El contexto, las necesidades actuales como la Salud Mental a merced de la realidad digital han citado aún más ese mismo factor de innovación a Instituciones y docentes.
La solución ya no recae sobre inversión en recursos tecnológicos e investigación, por el contrario solicita de los profesionales la capacidad de crear herramientas pedagógicas que favorezcan la enseñanza individualizada y socializada, un diseño de plataformas adecuadas a la Cultura Digital. Las Instituciones pueden entonces aunar esfuerzos para brindar apoyo en el diseño de nuevas pedagogías de autoaprendizaje, microaprendizaje y aprendizaje informal. Mientras tanto, el compromiso es también asumido por otros profesionales diferentes a la educación, quienes con su conocimiento en administración, tecnologías e idiomas, se toman el rol de la creatividad y visionan un interés económico.
A modo de ejemplo, comparto el caso del empresario Antioqueño Juan Manuel Lopera, líder de un proyecto que transforma la educación del mundo con tecnología.
Ahora bien, los procesos educativos tendrán que contemplar no sólo losmultialfabetismos tecnológicos a los que hace referencia el autor Cobo, C (2016). Otro reto por comprender: las Emociones y la Salud Mental, también se convierten en el pilar de la reflexión pedagógica de docentes y directivos quienes buscan fomentar el equilibrio emocional que se requiere ahora para llevar a cabo metodologías y planes de estudios mediatizados por las TIC.
Una paradoja ejemplifica el escenario: educamos para el manejo de las TIC por el afán que trajo la contingencia ambiental o educamos la inteligencia emocional para poder utilizar adecuadamente las TIC y prevenir otros riesgos a causa de la pandemia. Si el contacto con las tecnologías y los nuevos hábitos debido al confinamiento producen enfermedades de Salud Mental, debe primar la gestión y/o educación emocional; o quizás, se debe continuar dando prioridad a la educación tecnológica y el desarrollo de competencias digitales para cumplir con los objetivos de los syllabus. Si la segunda opción, toma prelación se continúa entonces la cadena de priorizar la máquina (hardware-software) y no la integralidad del ser humano.
Ambos aspectos deberán tener la misma importancia, dicho por el filósofo John Locke (1986) “Una mente sana en un cuerpo sano, es una descripción corta pero completa de un estado feliz en este mundo”. Sucede que las facultades y los programas se apoyan para ello de la transversalidad de algunas unidades como lo son Bienestar Estudiantil y Proyección Social. Dichas áreas han mejorado sus estrategias de comunicación y a través de los diferentes medios han logrado socializar información contundente en prevención (sin ánimo de desmeritar). Aun así, los estudiantes replican prácticas educativas virtuales que no favorecen su bienestar integral, cuyas afecciones se ven reflejadas en el bajo rendimiento académico, tipo de comunicación, compromiso con las actividades e inclusive deserción. Si se ha cuestionado en la nuevas formas de evaluar, el cómo considerar la creatividad, un interrogante se suma a la reflexión ¿Cómo considerar en el proceso de formación el aspecto emocional de los estudiantes?
Experiencia laboral en el sector público y privado. Ha desarrollado conocimientos en:
– Diseño de planes de formación dirigidos a docentes y estudiantes
– Consultoría y contacto externo con empresarios para el fortalecimiento de prácticas profesionales
– Experiencia y gestión en educación superior con énfasis en bienestar estudiantil, proyección social, emprendimiento e innovación
– Revisión a pertinencia de mallas curriculares, diseño instruccional, autoevaluación de programas y elaboración de documentos maestros
– Experiencia en orientación y acompañamiento a estudiantes en la gestión de proyectos de emprendimiento e innovación, a partir del enfoque de psicología y gestión del conocimiento
– Se ha desempeñado en cargos como orientador psicosocial, psicopedagoga, mentora, líder de área bienestar estudiantil, líder de prácticas profesionales y docencia universitaria