Ya han pasado 25 años desde la cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer y la comunidad mundial se encuentra en la definición de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) era post-2015, y aún se tiene la necesidad de lograr la igualdad de género, uno de los objetivos es el empoderamiento de las mujeres y de las niñas, pero aún se siguen preguntando ¿En qué medida se ha traducido en avances tangibles sobre el terreno? ¿Qué es lo más necesario hacer para superar la brecha? Los avances que se han dado desde la Conferencia de Beijing ha sido el aumento del número de las niñas escolarizadas, el aumento de las mujeres que trabajan de forma remunerada y que desempeñan cargos públicos y funciones de liderazgo, estos avances permiten identificar que es posible reducir las desigualdades de género a través de actuaciones públicas, sin embargo, los resultados entre hombres y mujeres no refleja lo mismo ya que no se están obteniendo los mismos resultados.
La ONU Mujeres (2015) señala que las desigualdades que se siguen presentando entre hombres y mujeres se pueden evitar si en el diseño y construcción de las políticas económicas y sociales se tienen en cuenta las prioridades de derechos humanos de las mujeres y las niñas, esto permitiría construir economías más fuertes, sociedades más igualitarias y sostenibles; ya que el acceso a las mujeres a empleos decentes, además de mejorar su poder de acción y la dinámica distributiva, puede sacarlas de la pobreza. Se debe tener en cuenta, que cuando se habla de condiciones económicas y sociales de igualdad de género, se refiere a:
- Derecho a tener un trabajo digno
- Derecho a un salario justo
- Derecho a recibir una pensión adecuada en la vejez
- Derecho a recibir atención médica
- Derecho a tener oportunidades de educación
¿Cómo se hace para que los derechos de las mujeres sean una realidad? No basta con hacer una reforma jurídica, es decir, no es suficiente con una igualdad formal, esta se refiere a la adopción de leyes y políticas que traten a mujeres y hombres por igual, sino con una igualdad sustantiva, es decir, una igualdad en resultados, que dichas leyes y políticas realmente mejoren la situación desfavorable que sufren ciertos grupos. Para ello, se exige actuar en tres esferas interrelacionadas: 1. Corrección de la desventaja socioeconómica de las mujeres, 2. La lucha contra los estereotipos, el estigma y la violencia y 3. Fortalecimiento del poder de acción, la voz y participación de las mujeres. Esto requiere que exista una transformación real y fundamental de las instituciones económicas y sociales, relacionado con las creencias, normas y actitudes en todos los niveles de la sociedad. Por otro lado, que exista una intervención política con transformaciones duraderas, no es hacer más, sino mejor. El resultado de todo esto se medirá en el nivel de inclusión de mujeres y niñas pobres y marginadas.
Esto requiere que las políticas económicas y las políticas sociales trabajen mancomunadamente, financiación colectiva (sistemas tributarios progresivos), responsabilidades colectivas y compartidas (reivindicaciones de los grupos organizados de mujeres encuentre receptividad entre quienes ostentan el poder) y transformar las economías (teniendo en cuenta los derechos económicos y sociales de las mujeres), para ello se debe actuar en tres áreas prioritarias, ONU Mujeres (2015):
Se refiere a: a. trabajo remunerado, b. responsabilidad compartida entre hombres y mujeres con el trabajo de cuidados no remunerado, c. Tiempo para el ocio y el aprendizaje, d. Ingresos suficientes para una vida adecuada, e. Trato digno en el trabajo.
Referente a: a. transferencias sociales (prestaciones familiares, desempleo y pensiones), b. combinar el acceso universal a los servicios públicos con la protección social a través de servicios contributivos y no contributivos. c. Afianzar la seguridad de sus ingresos a largo plazo.
Las políticas macroeconómicas deben ir en línea con los objetivos sociales: a. empleo decente, b. movilización de recursos para facilitar inversiones en servicios y transferencias sociales, c. crear canales que permitan una comunicación efectiva con la organización civil.
Según ONU Mujeres (2015) las prioridades para la intervención pública se dan en diez (10) aspectos:
1. Crear más y mejores empleos para las mujeres.
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2. Reducir la segregación ocupacional y las brechas salariales de género.
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3. Fortalecer la seguridad de los ingresos de las mujeres a lo largo de todo su ciclo vital.
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4. Reconocer, reducir y redistribuir el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.
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5. Invertir en servicios sociales con perspectiva de género.
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6. Maximizar los recursos destinados a la igualdad sustantiva.
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7. Ayudar a las organizaciones de mujeres a exigir sus derechos y a influir en la agenda pública en todos los niveles.
8. Crear un entorno mundial favorable a la realización de los derechos de las mujeres.
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9. Utilizar las normas de derechos humanos para diseñar las políticas y para catalizar el cambio.
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10. Obtener evidencia empírica que permita evaluar los avances en el ámbito de los derechos económicos y sociales de las mujeres.
Dichas prioridades deben someterse a debate en un diálogo abierto en donde participe la sociedad civil, además, el Estado debe estar en capacidad para promover la igualdad sustantiva para las mujeres, a su vez, que debe cumplir las obligaciones de forma inmediata, en donde hay igualdad en el disfrute de los derechos.
Profesional en Administración de Empresas con conocimientos y experiencia con más de 3 años en proyectos de investigación teórica y aplicada, enfocada en la planeación y ejecución de proyectos de carácter social. Mis competencias se enfocan en la investigación aplicada, realizando entrevistas a expertos y empresarios, y desarrollando talleres con diferentes poblaciones objeto. Me destaco por mi capacidad de liderazgo y gestión, orientación al detalle, habilidades de comunicación y adaptación al cambio.